De nuevo, mediante Match Point, les compartimos otro testimonio de superación respaldado por la familia de Eduardo Tovilla Lara. El caso de Yovani ilustra la verdad del proverbio popular: “cuando no es para ti, aunque te pongas, y cuando es para ti, aunque te quites”. Originario de Huejutla, Hidalgo, Yovani nació con estrabismo, una condición que lo acompañó durante 37 años de su vida. Durante ese tiempo, según relata, su existencia transcurrió sin grandes cambios o circunstancias especiales que destacar.

En la actualidad, Yovani es un hombre de familia que vive junto a su esposa y sus tres hijos. Sostiene a la misma a través de la venta ambulante de miel de abeja por toda la ciudad. Cuando se le pregunta si la operación que recibió le cambió la vida, Yovani responde fiel a la educación que recibió, que no conoce otra, con la misma fortaleza y seriedad con la que enfrenta cada día: “Ni siquiera necesitaba la operación”.

Sin embargo, al indagar sobre cómo obtuvo apoyo para su intervención quirúrgica, Yovani comparte un momento de gratitud: “La hermana del Sr. Eduardo Tovilla me brindó el apoyo”. En este gesto de generosidad, se encuentra una lección sobre el orgullo y la defensa propia. Yovani utiliza su orgullo como un escudo, una forma de protegerse de la deuda emocional que podría surgir al recibir ayuda. Si no se debe nada, si no se ofreció ayuda previamente, entonces no hay obligación de explicación ni de pago. Esta estrategia, aunque dura, resulta útil cuando se tiene poco para ofrecer.

Parte fundamental de su carácter, formado para sobrevivir a cualquier adversidad, es su confianza en los valores que cree y repite como un mantra: “Mi familia me quiere tal como soy”, afirma con convicción. “Mis hijos me aman como se ama a un padre, sin condiciones, y mi esposa me ha prometido estar a mi lado en las buenas y en las malas, con estrabismo o sin él, hasta el final”.

No obstante, al terminar la plática con él, ya en confianza, Yovani revela, casi sin querer, una verdad más profunda: “Con la operación, uno se siente más seguro, más cómodo, simplemente mejor”. Aconseja a otros que, si se les ofrece la oportunidad de mejorar su vida, “la acepten sin dudarlo, porque es beneficiosa en todos los aspectos”.

Esta es la historia de un hombre de temple fuerte, pero que alberga en su interior un ser humano más feliz y esperanzado. Nos enseña que la verdadera fuerza radica en la capacidad de aceptar ayuda y permitirnos ser vulnerables, incluso cuando el orgullo sugiere lo contrario. 

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