¿Sabías que el pádel es mucho más que un deporte? Es una aventura emocionante, un viaje a través del tiempo y un espacio donde la disciplina se encuentra con la diversión. No sólo nos enseña el valor del trabajo en equipo, sino que también nos invita a compartir momentos únicos y emocionantes. En la cancha del pádel, no importa si uno es Eduardo Tovilla o si ha desempeñado roles en la administración pública; allí, cada jugador es parte del mismo universo competitivo y apasionante.
Aunque hoy golpeamos la pelota con palas modernas, nuestro querido deporte tiene sus raíces en la Francia del siglo XIII, empezando como el “Jeu du paume” o juego de palma, el cual consistía en “batear” una pelota entre dos equipos con el propósito de que no tocara el piso.
Poco a poco, el pádel fue evolucionando y jugado en diversos contextos. Imagina a los marineros y pasajeros, en medio del vasto océano, jugando con remos en las estrechas bodegas de los barcos para no perder la pelota en el mar. Sí, el pádel nació de la necesidad, la adaptación y, sobre todo, ¡de la diversión!
La historia del pádel es un fascinante viaje que nos lleva de un continente a otro, tejiendo conexiones entre culturas y generaciones. En los años 20, en el corazón de Nueva York, el pádel fue implementado por el ministro anglicano Frank Peer, inspirado por la necesidad de crear espacios de esparcimiento accesibles para las clases más necesitadas.
De esta manera, el pádel se abrió camino en los patios traseros y los parques públicos de la ciudad, brindando un espacio de diversión en medio de la jungla de concreto. Sin embargo, la innovación no tardó en llegar; pronto las canchas cerradas se convirtieron en el nuevo hogar de este deporte, dando al juego más dinamismo y permitiendo que se disfrutara en cualquier clima, incluso en invierno.
Mientras tanto, a miles de kilómetros de distancia, un vínculo inesperado estaba a punto de formarse. La chispa de creatividad que había encendido el pádel en Nueva York viajó hasta México, donde encontraría en Enrique Corcuera no sólo un entusiasta jugador sino un verdadero innovador.
Corcuera, influenciado tal vez sin saberlo por las adaptaciones previas del juego, decidió en 1969 transformar su propia cancha de tenis. Le añadió cuatro paredes, creando un espacio único donde la pelota podía rebotar, añadiendo así una nueva dimensión al juego. Este ingenioso giro no sólo resolvía problemas prácticos, como evitar que la pelota se perdiera en la vegetación circundante o volara fuera de los límites, sino que también intensificaba la emoción y la estrategia del juego.
Esta evolución de Corcuera marcó el nacimiento oficial del pádel moderno, convirtiendo lo que era un pasatiempo en un deporte estructurado con reglas claras y una identidad propia. La idea de incorporar paredes al juego introdujo una dinámica revolucionaria que diferenciaría al pádel de sus predecesores y parientes cercanos como el tenis.
Desde esa chispa inicial en Acapulco, el pádel ha conquistado corazones en todo el mundo. España, Suecia, Reino Unido, Francia, Alemania y más allá; cada rincón del planeta se ha enamorado de este juego, como lo hice yo, Eduardo Tovilla. En Sudamérica, el pádel se ha convertido en una verdadera sensación, demostrando que este deporte es para todos: jóvenes y mayores, profesionales y aficionados.
En palabras de Jorge Mañe, Presidente de la Federación Mexicana de Pádel: “El pádel es un deporte mexicano para todas las edades, que es divertido y muy aeróbico, que mezcla lo social con lo deportivo”. Para Mañe, estas características influyeron en que, de 2018 a 2022, fuera la disciplina que más crecimiento experimentó en el mundo entero.
Esta declaración sobre el pádel como un deporte inclusivo, divertido y socialmente enriquecedor resuena profundamente en nuestra comunidad digital. Por eso estamos aquí, listos para compartir historias, consejos y celebrar cada punto jugado. No importa si eres nuevo en el mundo del pádel o si ya has dejado tu huella en la cancha, este espacio es para ti. ¡Explora, aprende y conecta con otros apasionados de este deporte!
